Según Gartner, “el 69 % de los directivos aseguran que la pandemia `{`…`}` está acelerado la implementación de iniciativas digitales en su empresa”.
La pandemia ha transformado considerablemente la forma de funcionar de la mayoría de las empresas, y no hay indicios de que se vaya a recuperar la forma de trabajar previa a la COVID-19.
La pandemia ha obligado a adoptar nuevas herramientas y prácticas en tiempo récord, y muchos departamentos digitales todavía están acostumbrándose al impacto de estos cambios en la estrategia, las prioridades y los procesos de implementación de software. La aceleración de la transformación digital exige que las empresas mantengan el ritmo y no bajen la guardia si quieren seguir siendo competitivas.
¿Cuál ha sido el impacto real de la pandemia?
COVID-19 ha tenido consecuencias en todo el planeta. El mundo entero ha experimentado una serie de cambios que han impedido, en muchos casos, el contacto directo con los clientes y hecho que las empresas tuvieran que reaccionar con rapidez para evitar un impacto negativo
Con el fin de medir los efectos de la COVID-19 en el ámbito digital, Forrester ha llevado a cabo un estudio en el que se ha entrevistado a 18 directivos de departamentos digitales de compañías con distintos niveles de madurez digital en varios mercados y sectores. ¿Cuáles han sido las conclusiones?
Lo aprendido durante la pandemia seguirá afectando a las estrategias de transformación digital de las empresas a largo plazo.
Un antes de la pandemia
De los 18 directivos que han participado en el estudio, solo dos consideran que su organización tenía un alto nivel de madurez digital antes de 2020. Los otros 16 admiten que sus empresas han tenido que hacer frente a importantes retos que han ralentizado el proceso de transformación. Entre los problemas mencionados con más frecuencia, se encuentran los siguientes:
Una hoja de ruta ambiguamente ambiciosa, con estrategias de transformación digitales más centradas en aplazar costes que en aumentar el crecimiento.
Falta de cohesión, especialmente en las empresas grandes, donde se ha abordado la transformación de forma fragmentada, sin una visión integral cohesionada y sin una estrategia definida. Se observa una descompensación en la actualización de los procesos y la automatización de las distintas áreas de negocio, ya que no todas se encontraban en la misma fase de la transformación. Este falta de sincronización ha tenido como resultado esfuerzos y gastos innecesarios, la reducción de la eficiencia y la ralentización de la implementación.
El peso del statu quo. La resistencia de los empleados a los cambios ha sido otro obstáculo para el crecimiento, ya que acelerar el ritmo de la transformación digital exige una visión clara y el respaldo de todo el equipo. En el estudio de Forrester se observa que, a pesar de contar con objetivos ambiciosos, muchas empresas han fallado en la ejecución.
El cambio
Estos problemas no solo han obstaculizado el proceso de transformación digital, también han provocado frustración, retrasos y la pérdida de oportunidades. La adopción repentina y forzosa de un modelo digital ha obligado a concentrar los esfuerzos. Como resultado, Forrester observa que cada vez son más las empresas que están acelerando la transformación digital para aprovechar las ventajas que les proporciona el nuevo contexto.
El panorama actual
Cuando el mundo entero se vio obligado a confinarse, las empresas tuvieron que actuar con rapidez. Algunas implementaron el teletrabajo de la noche a la mañana, literalmente. En el informe de Forrester, el director de Experiencia y Soporte Digital de Sydney Water, Richard Berta, explica que “antes de la COVID, los empleados percibían las herramientas digitales casi como ‘magia negra’ y no entendían el valor que tenían para la empresa ni para nuestros consumidores”.
Pero el paradigma ha cambiado. El trabajo en remoto ha mejorado aspectos clave como los siguientes:
La actitud hacia las tecnologías digitales. Incluso los trabajadores más escépticos han entendido rápidamente los beneficios que aporta la transformación digital. Adoptar este modelo a tal velocidad ha hecho que empleados y clientes por igual empiecen a apreciar funcionalidades digitales como el autoservicio o la automatización.
El valor de los departamentos digitales. El cambio de los consumidores hacia los canales digitales ha hecho que las operaciones digitales de las empresas aumenten considerablemente. Como consecuencia, las organizaciones están empezando a reconocer el valor de los departamentos digitales y sus estrategias, y también a confiar más en ellos. Ahora entienden que lo digital no es una amenaza, sino una herramienta para alcanzar el éxito.
El alineamiento y la implicación de los empleados. Hasta hace no mucho, las funciones digitales se integraban solamente en la etapa final de los procesos. Ahora, las organizaciones perciben “una relación más temprana entre las funciones digitales y las empresariales”. Se han empezado a alinear las estrategias, lo que da como resultado un ciclo de vida empresarial más fluido. También se ha incrementado la colaboración entre departamentos, creando la sensación de que se trabaja en favor de un objetivo común al que todos los empleados tratan de contribuir virtualmente.
Mantener el ritmo para mantener la competitividad
En la nueva normalidad, los directivos tienen un objetivo claro: la digitalización total y a todos los niveles de su organización. La pandemia obligó a dar el salto digital a toda velocidad, pero la adopción de métodos de trabajo digitales ha ayudado a que los empleados entiendan el valor de estas tecnologías.
“La principal oportunidad es que ahora barajamos todas las opciones posibles para seguir mejorando nuestro modelo de negocio. La COVID-19 nos ha hecho ser más innovadores”.
De ahora en adelante, la meta principal de las organizaciones será aprovechar al máximo el potencial de la transformación digital. Para conseguirlo, será necesario mejorar las opciones de autoservicio de los consumidores, redistribuir a los empleados en puestos donde puedan apoyar mejor las iniciativas digitales, e implementar los últimos avances tecnológicos del mercado en aquellas áreas del negocio donde tenga sentido hacerlo.
Para concluir, Forrester recuerda que los datos son un recurso cada vez más útil para las organizaciones, y que la información que estos aportan es un potente motor de cambio. Para tener éxito, las empresas deben sabe aprovechar sus datos. Al fin y al cabo, los clientes tienden a depositar su confianza en empresas ágiles, transparentes y con un buen funcionamiento digital, algo que solo pueden ofrecer aquellas que hayan alcanzado la madurez digital.
En este sentido, las recomendaciones de Forrester son muy claras: es hora de integrar los procesos digitales en tu empresa.
Con más de 15 años de experiencia en consultoría digital y estrategias de transformación, en redk estamos preparados para orientarte en el proceso iniciado durante la pandemia. Ponte en contacto con nosotros para ver cómo podemos ayudarte.